César Pávez encontró su camino en el mundo de la frutilla gracias a su padre, quien le transmitió no solo el conocimiento, sino también el amor por este rubro. Sus primeros recuerdos están marcados por el trabajo en familia: su mama cosechando con dedicación y su papá guiándolo en sus primeros pasos.
Con esfuerzo y compromiso, comenzó plantando un cuarto de hectárea, luego media hectárea, hasta alcanzar hoy un impresionante logro: tener 80 hectáreas dedicadas a la producción de frutillas.
Para César, este camino ha sido más que un crecimiento profesional. Ha sido la forma de cumplir sus sueños, surgir económicamente y generar trabajo para otros, algo que lo llena profundamente como persona.
"Este es el lugar donde quiero estar", nos cuenta. 🌱
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